Paul Di’Anno en Chile: La Revancha
Jueves 24 de abril de 2008
Galpón Víctor Jara
La Bestia, Paul Di’Anno, regresó a nuestro país para cobrar revancha sobre lo que había ocurrido en su primera visita. Para los que tuvieron la posibilidad de acudir a ese show, recordarán que se trató de algo totalmente deplorable, donde una patética producción terminó por enfurecer no tan solo a Paul, sino que a todos los asistentes, quienes se vieron sobrepasados por un show realmente lastimoso. Para no recordar.
Este año la promesa era otra. Las cosas debían ser diferentes. La revancha de Di’Anno en nuestro país debía efectuarse con seriedad y mucho respeto, tanto hacia los fanáticos, como al mismo vocalista. Se suponía que las puertas iban a ser abiertas a eso de las 20:00 horas, pero no fue hasta las 21:30 que esto recién se hizo efectivo. Una inmensa cola en las afueras del Galpón esperaba con impaciencia y bastante temor, llamando a la fortuna para que no se repitiera lo ocurrido en la bochornosa primera visita de Paul el año pasado. Los fanáticos estaban exaltados exigiendo el legítimo ingreso al local, pero lo cierto es que la banda del inglés llegó atrasada a la prueba de sonido, por lo que Genghis Khan tuvo que esperar también por su turno (muchos sabrán que los primeros en tocar, son los últimos en probar).
Pasaron tan sólo 10 minutos, y justo a las 21:40 comenzó el show de los nacionales. Genghis Khan se plantó en escenario con mucha personalidad, afirmándose en la gran calidad con que interpretaron cada uno de los covers de la Dama de Hierro. El vocalista cantaba muy similar a Bruce Dickinson, además de que tenía un desplante nada más parecido al pequeño vocalista de la banda inglesa.
Los artistas chilenos no se fueron por las ramas. Comenzaron el show con un hit realmente potente y ovacionado por todos los asistentes. ‘Be Quick Or Be Dead’ fue la presentación perfecta para olvidar que se trataba de una banda tributo, y que tal vez, si cerrábamos los ojos, creer que estábamos frente a los mismísimo Iron Maiden. ‘The Trooper’ y ‘Flight Of Icarus’ del “Piece Of Mind”, fueron tremendamente bien recibidas por los fanáticos, quienes a esta altura ya notaban la excelente elección de canciones en el setlist de los nacionales, mezclando de manera perfecta los grandes clásicos con algunos de aquellos temas que nunca le escucharemos a Iron Maiden en vivo, pero que ahora si podíamos disfrutar con Genghis Khan.
En un amague de lo que podía ser ‘Fear Of The Dark’, comenzó una tremenda ejecución de la mucho más contemporánea ‘Ghost Of The Navigator’, tema con el que muchos recordaron la reincorporación de Dickinson en Iron Maiden. ‘Alexander The Great’ fue toda una sorpresa, más si fue seguida por la emotiva ‘Wasted Years’. Todo estaba saliendo bastante bien en un recinto donde el sonido estuvo a la altura y la iluminación -no muy extraordinaria- hizo lo suyo. Es cierto lo de la gran calidad de músicos que integran esta banda tributo, pero los nacionales cometían el error de tomarse demasiado tiempo entre una y otra canción. De esta manera, el repertorio continuó con ‘Brave New World’, el clásico ‘Number Of The Beast’, la ahora si ejecutada ‘Fear Of The Dark’ y el gran final con ‘Run To The Hills’.
Hay que reconocer que estuvo de lujo el teloneo, más aún si se trataba de canciones de la “era Dickinson”, preparando el escenario para la “era Di’Anno”. Fue 1 hora de Iron Maiden, 1 hora en que el público vibró con los grandes clásicos de una de las bandas más importantes del mundo, un grupo que ha sabido plantearse de manera transversal al rock mundial.
Ahora sí que se venía el plato de fondo. Los minutos comenzaron a correr y las dudas empezaron a surgir nuevamente. Algo estaba pasando con Paul Di’Anno, y nadie quería que se repitieran los vergonzosos acontecimientos de la primera vez que vino a Chile. El miedo a una cancelación comenzó a derivar rápidamente en demandas por un poco de respeto. Sin embargo, muy pocos supieron que todo este atraso se debió al mismísimo Paul, quien en una actitud totalmente rebelde -y propia de sus orígenes punk- decidió no comenzar a tocar hasta que dieran las 00:00 horas. Una tincada simplemente, era la estrella de la noche y bien poco le importó la extensa espera de prácticamente 1 hora y 20 minutos que tuvieron que sobrellevar los asistentes.
Medianoche. Los músicos de soporte de Paul Di’Anno subieron al escenario para arreglar los últimos detalles. El nerviosismo entre los paraguayos era evidente, sentimientos que se mezclaban con el gran honor de tocar con una de las leyendas del metal mundial. Y pese a que ellos mismos sabían que se trataba de un artista que vive amparado en las sombras de Iron Maiden, igualmente era un gusto tener la oportunidad de compartir escenario con el gran Paul Di’Anno.
Ayudado por un bastón, Paul caminó desde el camarín al escenario, para aparecer con mucho cuidado saludando a la gran fanaticada que lo ovacionó como si se tratara de los gloriosos años 80’. ‘The Ides Of March’ y la fantástica ‘Wrathchild’ dieron el vamos a un concierto de lujo, sólo para fanáticos. El galpón estaba lleno, no repleto, pero bastante colmado de seguidores de aquella época, así como otros mucho más jóvenes, todos disfrutando de grandiosos temas que desataron un gran mosh entre la gente… como lo pasado con la increíble ‘Prowler’.
Pese a todo, teníamos que recordar que estábamos frente a Paul Di’Anno y no a Iron Maiden. Es por esto que el vocalista interpretó una de las canciones de su banda Killers, específicamente el tema ‘Marshall Lokjaw’ del disco “Murder One” de 1992. Una canción que fue seguida con bastante entusiasmo por la gente, pero que dio pie para el primer descanso de la noche. Tras la pausa, el público nuevamente enardeció con ‘Murders In The Rue Morgue’, para continuar con otras dos canciones de los proyectos de Paul… éstas eran: ‘The Beast’ del grupo Killers y ‘Children Of Madness’ de su banda Battlezone. Con esta última canción, Paul Di’Anno dejó en claro que lo que él hace es “buen metal y no esas mierdas de Spice Girls”… como él lo señaló.
00:33 horas y llegaba el tiempo del recuerdo. Haciendo un homenaje a su amigo y ex baterista de Iron Maiden, Clive Burr, con la canción ‘Remember Tomorrow’. Los fanáticos volvieron a prenderse con este muy emotivo tema. “Lo siento, pero no estoy sólo para tocar temas de Iron Maiden”, declaración con la que se dio pie para tocar uno de los cortes más “punketa” de su repertorio, ‘Impaler’, canción que fue seguida de ‘A Song For You’ y otra canción del mismo proyecto Killers, ‘Chemical Imbalance’. Y ya que se habían tocado varias canciones de aquel proyecto, no había otra opción más que interpretar uno de los himnos del Iron Maiden era Di’Anno… ‘Killers’ sonó con una potencia extrema acompañado de un gran mosh, instancia clave donde se marcó otro de los grandes puntos altos de la madrugada. Fue en esta canción donde Paul se dio la libertad de tirar mierda a Estados Unidos y específicamente a Bush (tildado como “maricón” por el propio vocalista), así como a otro terrorista, Osama Bin Laden.
Luego comenzaría una gran seguidilla de temas, partiendo por la fenomenal ‘Phantom Of The Opera’ y la interpretación de ‘Running Free’ a duo con el vocalista de Genghis Khan. Tras esto, el escenario quedó libre para la banda de apoyo paraguaya, quienes ejecutaron de manera bastante convincente la instrumental ‘Transylvania’. Mientras tanto, Paul Di’Anno pasó a camarín a sentarse un rato, siempre apoyado en su bastón, pues tenía una seria dolencia en la rodilla derecha. El dolor era causado por una golpiza que recibió el vocalista en Finlandia, lugar donde algunos fanáticos se subieron al escenario, recibiendo una gran golpiza por parte de la policía local… sin quererlo, Paul resultó lastimado. Y para más remate… en Sao Paulo, otros fanáticos mucho más exaltados lo “agarraron a patadas”, frase con la que el mismísimo artista definió lo sucedido en Brasil. No por nada Paul también declaró que le encantaba Chile: “Acá es mucho más tranquilo”… claro, acá nadie lo agarró a patadas. ¡Ja!
“Are you ready? Really? Are you ready?”… y con la aprobación de la gente comenzaron los primeros riffs del cover de The Ramones, ‘Blitzkrieg Pop’, desatando uno de los mosh más grandes de la noche. Y para cerrar, ‘Sanctuary’, dando el último toque a uno de los conciertos más íntimos y fantásticos de lo que lleva el año. La producción tuvo algunos problemillas, pero la verdad es que todo salió bastante bien. Paul, apoyado en su bastón se despidió de ese grandioso público, prometiendo volver el próximo año. Probablemente esto será con el mismo setlist, pero… ¿qué más da? Al final uno va a revivir los clásicos de siempre, al Iron Maiden pretérito, a la bestia que encendió el fuego del demonio con los primeros cánticos de la Dama de Hierro.
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